Ha llegado el momento de analizar este largo, intenso e increíble año. Todo empezó como una historia imposible, quizás prohibida, llena de altibajos, momentos felices y tristes. Incertidumbre. Creo que estábamos un poco perdidos, no sabíamos cómo reaccionar, cómo comportarnos delante del otro. Faltaba confianza. A raíz de esto surgieron algunos problemas, aquello se convirtió en una montaña rusa en la que no sabía cuándo iba a estar bien y cuándo mal. A pesar de todo, vivimos momentos felices que me dieron las fuerzas para seguir adelante.
Y fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Poco a poco te fui conociendo, cada vez ibas teniendo más confianza en mí, cada vez éramos más naturales, espontáneos, más... nosotros mismos. Me ibas demostrando que valía la pena seguir, que eres una persona increíble, justo esa persona que me hacía falta para darle un poco de sentido a esta vida sin emociones. Porque hasta ese momento, estaba viva, pero no vivía. Tú, mágicamente, me despertaste del sueño profundo en el que me encontraba, y me devolviste a la vida, una que sí vale la pena vivir.
Llegó el verano, a la vez una tortura y un alivio porque, aunque tenía más tiempo libre, pasaban muchos días en los que no podía verte, ni hablar contigo, etc. Pero nunca olvidaré los buenos momentos que compartimos este verano, por ahora el mejor verano de mi vida.
Tras un intenso y estresante trimestre, se presentó inesperadamente la Navidad, un tiempo de alegría en el que, aunque al principio no comenzara con buen pie, pude disfrutar con personas muy importantes para mí. Llegó el fin de año y, afortunadamente, pude comenzar este nuevo año a tu lado. Es una buena señal, no crees?
Y como toda buena señal, hay que tomársela con optimismo. Sé que este año será duro, que esta incertidumbre no nos dejará en paz, pero yo por lo menos no puedo vivir adelantando el futuro, porque ni siquiera sé lo que pasará. Claro que tengo miedo, miedo a que esto acabe y que nunca vuelva a ser lo mismo, a que te olvides de mí, a no volver a verte, o peor, a que no vuelva a haber una segunda oportunidad. ¿Sabes qué? Muchos dicen que este año dará mala suerte por ser el año que es, pero yo creo que para nosotros será diferente. De alguna manera la suerte estará de nuestro lado, pero tenemos que estar atentos para no dejar escapar ninguna oportunidad. Porque la esperanza es lo último que se pierde.
Esto no es una despedida, pero quiero que sepas que jamás en la vida me olvidaré de ti, y que todos y cada uno de los recuerdos que tenga de ti los guardaré en mi baúl como el más preciado tesoro que nunca haya tenido. Un día te dije que eras mi ángel de la guarda, y como ángel de la guarda que eres siempre estarás a mi lado, no importa lo que nos separe o el tiempo que pase. El destino nos volverá a reunir y, si no es así, ya encontraremos la forma de llevarle la contraria y encontrarnos de nuevo, esta vez para no separarnos jamás.

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