sábado, 3 de diciembre de 2016

Lo prometido es deuda.

¿Cómo empezar este nuevo capítulo? Pues sí, resulta que al final te has salido con la tuya, después de tanto tiempo, de todos los dolores de cabeza que te he dado, de todas las preguntas sin respuesta, y sobretodo, después de un año intenso y sin lógica alguna (como todo lo que tiene que ver contigo), me atrevo a contarte lo que tanto quieres oír. Y es que la verdad, la más absoluta y sencilla, se resume en que a esta pobre chica le gustan muchas cosas de ti, y creo que es el conjunto de todo ello lo que te hace único, y lo que, una vez más, me vuelve loca. Resulta casi imposible intentar definir todos y cada uno de esos rasgos que te moldean de una forma imposible de imitar. Pero siendo el chico de las cosas imposibles, voy a intentarlo en tu honor.
1.       Me encanta tu mirada. Lo confieso, es mi pequeña debilidad. Creo que es una parte importante de cada ser humano, y es que nadie me mira como lo haces tú, con esa pizca de arrogancia que demuestra tu total seguridad. Y eso me asusta. Pánico. Terror. ¿Cómo puedes saber en todo momento lo que quieres? Sé que me equivoco en lo que digo, pero siempre pareces tan seguro de todo lo que dices y haces, que nadie puede dudar de ti. Y tu mirada no se conforma con eso, quiere más, busca mi mirada para descifrar mis secretos más profundos, y eso no puedo permitirlo. ¿Cómo iba a dejar yo que alguien me leyera la mente, o incluso el alma? Porque, aunque no me guste admitirlo, siento que me desnudas con la mirada, y cuando nos quedamos en silencio, tengo la certeza de que me has descubierto, ya no quedan más secretos que esconder. Y muero. Me rindo. Me dejo llevar. Has ganado. Y eso te encanta. Y me encanta.

2.        Tu sonrisa. Poco hay que explicar. Me anima cuando más lo necesito, me alegra el día en un simple segundo, y en los momentos de pasión, hace que pierda la razón. No puedo escapar de ella. Me cautiva, y en un instante, sé que quieres más, y de repente, pierdo el control. Espera. Retrocedamos un segundo. ¿Control? Siento que te ríes en mi cara. Eso nunca ha existido contigo.

3.       Me gusta tu personalidad impredecible, ese rasgo salvaje, ese grito al mundo de que quieres ser libre, dónde, cuándo, cómo y con quien quieras. Me gusta que cambies de idea, que no te centres solo en una cosa, hay muchos caminos para llegar a la meta, y lo más interesante está en recorrer todos y cada uno de ellos. Y eso es exactamente lo que haces, le das la oportunidad a cada uno de que te sorprenda. Y Dios, me encanta que me arrastres contigo, que me involucres en ritual mágico que para mí es descubrir algo nuevo. Me da vida.

4.       Porque eres tan sumamente interesante que me enganchas desde el primer momento. Pocas personas tienen el poder de captar mi total atención con facilidad, y es que contigo se rompen todos los esquemas establecidos. Siempre me quedo embobada (sí, literalmente) escuchando tus historias, explicando temas que jamás nadie llegó a conocer, o simplemente divagando sobre las preguntas existenciales que te invaden sin parar, y siempre con ese toque filosófico que pocas personas tienen la gran suerte de poseer. Así que, amigo mío, la verdad es que nunca me cansaré de ti, ni de oírte, ni de escucharte, ni siquiera de verte o de pensar en ti. Sentimos las molestias.

5.       No puedo resistirme a esa actitud revolucionaria e inquieta que te define. Siempre quieres llegar al fondo de la cuestión, al origen que causó todo, a la verdad. Me encantan esos debates intensos y las largas charlas que con alguien más serían inútiles, pero que contigo resultan esenciales. Y el hecho de defender tus ideas hasta el final, de no rendirte pase lo que pase, te hace una persona tan atractiva y, según palabras textuales del señor, “sexy”, que no importa nada más.

6.       Llegamos a uno de los puntos clave: tu inmensa e inagotable alegría. ¿Cómo es posible tener tanta energía y positividad para todo? Y no es sólo eso. También se trata de tu capacidad para transmitir esa felicidad. Con tan solo hablar o reír, consigues que el resto cambie su estado de ánimo por completo, los haces mejorar, y eso es algo que nunca podremos agradecerte lo suficiente. Me enamoran esas payasadas que solo a ti se te ocurren, y hasta los comentarios sin sentido, incluso los más altos en la escala de vergüenza de Natasha. La realidad es que me haces ser una persona más feliz. ¿Cómo no te iba a querer por ello?  

7.       Siempre me han fascinado los retos, y tú eres mi desafío más grande. Intentar entenderte cada día es una prueba a la que me enfrento constantemente. Descifrar el enigma que representas es mi obsesión de cada día, y cuanto más difícil, más adicción creas. No sé si lo sabes, pero eres un chico muy difícil (¿no soy la única, ¿eh?), y como lo más difícil suele ser lo mejor, acabas siendo mi droga favorita.

Y para dejarte con las ganas, paramos aquí. Tendrás que seguir conociéndome para que te confiese el resto. Pobre de mí, cuando ya no queden secretos que contar. Y esperemos que ese día tarde mucho en llegar, porque significará que me he enamorado loca y perdidamente de ti, y entonces no habrá vuelta atrás. No te podrás librar de mí ni en sueños (eso contando con el hecho de que no sueles soñar, así que imagínate). Piénsatelo bien. Cuidado con lo que deseas, porque se puede hacer realidad.




“Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma”.