¿Cómo empezar este nuevo
capítulo? Pues sí, resulta que al final te has salido con la tuya, después de
tanto tiempo, de todos los dolores de cabeza que te he dado, de todas las
preguntas sin respuesta, y sobretodo, después de un año intenso y sin lógica
alguna (como todo lo que tiene que ver contigo), me atrevo a contarte lo que
tanto quieres oír. Y es que la verdad, la más absoluta y sencilla, se resume en
que a esta pobre chica le gustan muchas cosas de ti, y creo que es el conjunto
de todo ello lo que te hace único, y lo que, una vez más, me vuelve loca. Resulta
casi imposible intentar definir todos y cada uno de esos rasgos que te moldean
de una forma imposible de imitar. Pero siendo el chico de las cosas imposibles,
voy a intentarlo en tu honor.
1. Me
encanta tu mirada. Lo confieso, es
mi pequeña debilidad. Creo que es una parte importante de cada ser humano, y es
que nadie me mira como lo haces tú, con esa pizca de arrogancia que demuestra
tu total seguridad. Y eso me asusta. Pánico. Terror. ¿Cómo puedes saber en todo
momento lo que quieres? Sé que me equivoco en lo que digo, pero siempre pareces
tan seguro de todo lo que dices y haces, que nadie puede dudar de ti. Y tu
mirada no se conforma con eso, quiere más, busca mi mirada para descifrar mis
secretos más profundos, y eso no puedo permitirlo. ¿Cómo iba a dejar yo que alguien
me leyera la mente, o incluso el alma? Porque, aunque no me guste admitirlo,
siento que me desnudas con la mirada, y cuando nos quedamos en silencio, tengo
la certeza de que me has descubierto, ya no quedan más secretos que esconder. Y
muero. Me rindo. Me dejo llevar. Has ganado. Y eso te encanta. Y me encanta.
2. Tu sonrisa.
Poco hay que explicar. Me anima cuando más lo necesito, me alegra el día en un
simple segundo, y en los momentos de pasión, hace que pierda la razón. No puedo
escapar de ella. Me cautiva, y en un instante, sé que quieres más, y de repente,
pierdo el control. Espera. Retrocedamos un segundo. ¿Control? Siento que te
ríes en mi cara. Eso nunca ha existido contigo.
3. Me
gusta tu personalidad impredecible,
ese rasgo salvaje, ese grito al mundo de que quieres ser libre, dónde, cuándo,
cómo y con quien quieras. Me gusta que cambies de idea, que no te centres solo
en una cosa, hay muchos caminos para llegar a la meta, y lo más interesante
está en recorrer todos y cada uno de ellos. Y eso es exactamente lo que haces,
le das la oportunidad a cada uno de que te sorprenda. Y Dios, me encanta que me
arrastres contigo, que me involucres en ritual mágico que para mí es descubrir
algo nuevo. Me da vida.
4. Porque
eres tan sumamente interesante que
me enganchas desde el primer momento. Pocas personas tienen el poder de captar
mi total atención con facilidad, y es que contigo se rompen todos los esquemas
establecidos. Siempre me quedo embobada (sí, literalmente) escuchando tus
historias, explicando temas que jamás nadie llegó a conocer, o simplemente
divagando sobre las preguntas existenciales que te invaden sin parar, y siempre
con ese toque filosófico que pocas personas tienen la gran suerte de poseer. Así
que, amigo mío, la verdad es que nunca me cansaré de ti, ni de oírte, ni de
escucharte, ni siquiera de verte o de pensar en ti. Sentimos las molestias.
5. No
puedo resistirme a esa actitud
revolucionaria e inquieta que te define. Siempre quieres llegar al fondo de
la cuestión, al origen que causó todo, a la verdad. Me encantan esos debates
intensos y las largas charlas que con alguien más serían inútiles, pero que
contigo resultan esenciales. Y el hecho de defender tus ideas hasta el final, de
no rendirte pase lo que pase, te hace una persona tan atractiva y, según
palabras textuales del señor, “sexy”, que no importa nada más.
6. Llegamos
a uno de los puntos clave: tu inmensa e inagotable alegría. ¿Cómo es posible tener tanta energía y positividad para
todo? Y no es sólo eso. También se trata de tu capacidad para transmitir esa
felicidad. Con tan solo hablar o reír, consigues que el resto cambie su estado
de ánimo por completo, los haces mejorar, y eso es algo que nunca podremos agradecerte
lo suficiente. Me enamoran esas payasadas que solo a ti se te ocurren, y hasta
los comentarios sin sentido, incluso los más altos en la escala de vergüenza de
Natasha. La realidad es que me haces ser una persona más feliz. ¿Cómo no te iba
a querer por ello?
7. Siempre
me han fascinado los retos, y tú eres mi desafío
más grande. Intentar entenderte cada día es una prueba a la que me enfrento
constantemente. Descifrar el enigma que representas es mi obsesión de cada día,
y cuanto más difícil, más adicción creas. No sé si lo sabes, pero eres un chico
muy difícil (¿no soy la única, ¿eh?), y como lo más difícil suele ser lo mejor,
acabas siendo mi droga favorita.
Y para dejarte con las ganas,
paramos aquí. Tendrás que seguir conociéndome para que te confiese el resto.
Pobre de mí, cuando ya no queden secretos que contar. Y esperemos que ese día
tarde mucho en llegar, porque significará que me he enamorado loca y
perdidamente de ti, y entonces no habrá vuelta atrás. No te podrás librar de mí
ni en sueños (eso contando con el hecho de que no sueles soñar, así que
imagínate). Piénsatelo bien. Cuidado con lo que deseas, porque se puede hacer
realidad.
“Todos tenemos un secreto
encerrado bajo llave en el ático del alma”.
Deberías seguir escribiendo se te da bien
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