martes, 10 de enero de 2012

Desastre.

Esa es la palabra que define mi vida en estos momentos. Todo parecía ir bien, más que bien, en realidad me encontraba en una de esas etapas en las que te sientes la persona más feliz del universo entero; y parecía que siempre seguiría igual o mejoraría. Pero, como en la mayoría de los casos, estaba equivocada.

Estas últimas semanas he sido lo que siempre había querido ser: una chica muy feliz. Pero parece ser que se debía a la magia de la Navidad, porque justo en el momento en el que se acabaron mis vacaciones, todo empeoró. Llegué del extranjero totalmente desconectada de todos y de todo (muy a mi pesar), y me está costando volver a mi vida normal. No paro de pensar en que quiero regresar a ese estupendo lugar al que fui, porque allí parece que no hay problemas, todo es diversión y alegría. En cambio, aquí, a lo único que estoy regresando es a esa  vida triste que no me llenaba para nada, con la que no era del todo feliz... y me da mucha rabia admitirlo, que las cosas sean así, que SIEMPRE me ocurra algo malo.

¿¿Pero saben qué?? No voy a dejar que esto me afecte, voy a luchar por intentar recuperar algo que vale la pena, por salir adelante; y así demostrarle a la vida y a los demás que no me rindo fácilmente, que puedo luchar con todo mi corazón y mi alma, y que no volveré a ser esa víctima silenciosa que pasaba desapercibida por el mundo. LO PROMETO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario